Autor:Yudiel Pérez Espejo
Dibujo: Yudiel Pérez Garza
México
Inspirado por la luna y motivado por el sexo, Rramón cantaba, cuando un certero zapatazo le hizo desafinar y caer del tejado. Al pie del muro, Rrodrigo, Rrené y Rrigoberto contemplaban con pena los esfuerzos de Rramón por levantarse.
- Pobre Rramón, dijo Rrodrigo.
- Tan desamparado, dijo Rrené.
- Tan flaco y tan feo, dijo Rrigoberto.
Ante tanta manifestación de lástima, Rramón reaccionó con orgullo, se incorporó y les dijo:
- Así es la vida, pequeños, cuando tengan mi edad lo comprenderán y lo tomarán como un detalle más que le da sabor a la existencia.
- No Rramón, contestó Rrodrigo, nosotros nunca sufriremos como tú. Al ser pequeños y lindos, una dulce viejecita nos va a adoptar.
-Cuídense de las dulces viejecitas, les advirtió Rramón, -tienen la costumbre de cortar los órganos más nobles a los gatitos lindos para hacerlos sumisos y cretinos, los confinan en instalaciones asfixiantes y confortables y los destinan a saciar sus aberrantes instintos maternales por el resto de sus vidas.
Rrené le contestó apoyado por sus hermanos:
- El hambre y la envidia te hacen inventar terribles historias que sólo una mente infernal como la tuya puede imaginar. Y se marcharon indignados.
Rramón continuó con su vida bohemia, cantando a pesar del hambre y recibiendo por su arte a veces delicias, a veces zapatazos. Parrandeaba libremente por las noches y evitaba el día, porque el contacto con las masas humanas le recordaba la triste suerte de sus incrédulos amiguitos.
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